Que es muy corta la vida.
Que el pasado sustituye, lentamente,
lo que esperamos que venga.
Nos habituamos a él, en simbiosis.
El pasado, esa capota vieja.
Allende de la vida, la memoria.
Y como si de resucitar se tratase,
imaginar que me entrego para siempre.
El futuro, ese microscopio apagado,
lleno de resina y suciedades,
cada vez más falso y menos amarillo.
Una sonrisa con periodontitis, asquerosa.
Imaginar el amanecer sobre los dorados de Klimt.
Quizás todo se resuma a eso.
Imaginemos, al menos.
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