No es sino el verde el color de la envidia.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Química

Escribir con los dedos helados,
que tu carne no responda, siga torpe.
Escribirse pese al frío, impulso de autoperpetuación.
Por dentro: decrépito nihilismo.

La pérdida en el sexo de la individualidad,
de la autonomía…
El duelo en la marcha, de la vivencia pretérita.
“Yo soy yo, y mis circunstancias”…

Y la memoria, el problema de la memoria.
La entidad definitoria de la personalidad.
¿Queda, acaso, algo de ti sin tu memoria?
¿Existes a penas, como tú, sin ella?