No es sino el verde el color de la envidia.

sábado, 17 de septiembre de 2011

XVIII


Discernir entre lo importante y lo accesorio,
entre un famélico escarabajo
que se poya en tus rodillas y te mira.
Leer en sus ojos que estás vendiendo sonrisas,
que estás vendiendo tu tiempo
por un móvil nuevo.
O esa lágrima que ya no sale de tus ojos,
que ve a 3 milímetros de tus pestañas,
que estás atrapado en un globo elástico.
Ese que no permite que respires
y te mantiene obnubilado en una rutina sintética,
con una felicidad idealizada
que cada vez que se deja ver
es para hundirte 6 metros bajo tierra.
En eso consiste el día a día.

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