No es sino el verde el color de la envidia.

viernes, 8 de abril de 2011

El contexto.


De la navidad solo sabe
Que es una cebolla discreta.
Que fracturaba su corazón
En 13 colores, en 13 silencios.

Descubre en cada parpadeo
Una foto envejecida de los padres que deseó.
Pero era demasiado joven para entender
Que la esperanza no es de color verde…

Buscaba en la nieve una huella sofocada
Un beso etéreo
Que escribiera su nombre en el aire.
Solo encontró frío, agua y nieve.

Se vio obligado a crecer
Con el Tic tac de un reloj que enmudecía
Cada mes de Febrero.
Y un pajarillo dibujaba sonrisas en las pelusas de su ombligo.

Terminó bebiendo café
En una esquina corrupta de París.
Terminó escribiendo poesía
En cadáveres de lágrimas…

¡Shhhhh!


¿No la oyes?...
Ya llega tocando su cascabel.
Escribe con un Fémur tu nombre en el suelo.
¡Shhhhh!
Silencio que ya llega, no te escondas,
Sabe de ti. Solo quiere copular contigo.

Crujen sus dientes, eléctricos.
Y flotan las plumas rodeándola.
Carga su aura con misterio, ella es así.
¡Shhhhh!
Siempre le gustó jugar con la comida.
Tranquila, no te hará sangre.

Ya no falta nada…
Distingo a la perfección su rechinar de dientes.
Ya se le caen, de uno en uno, de tanto apretarlos…
¡Shhhhh!
Viene muda, sin cuencas oculares.
Es mi amiga, ¿Por qué la llamas muerte?

jueves, 7 de abril de 2011

El secreto.


Pandora quería morir.
Y no intentó respirar el agua
Hasta que sus pulmones fueran montañas de sal.
Ni quiso ser una Ofelia
Perdida en la laguna de mis lágrimas.

Tampoco quiso arder de rabia
En el fuego rosa de mi semen.
Ni ser penetrada trece veces
Por la hoja fría de mi bisturí
Bañada en chocolate y coco.

Ni siquiera pensó atravesar
Su cráneo gelatinoso
Con una bala amarilla y un clavel turgente.
O cortar sus venas de plata
Y que su sangre se perdiera...

Pandora quería morir
Y escupió las palabras verdes
Que encogieron su corazón al oírlas
Y lo dejaron como un escarabajo quitinoso.
Quería morir, ese es su secreto.

De serpientes.


No te pares en medio del trigo
Pues el viento lejano sopla
Y acalora las almas que el sudor baña
Cada mañana hasta el atardecer
En desagradecidos crujidos vertebrales.

Una serpiente despelleja
Como una puta barnizada
Y resbalará por tu entrepierna
Para engullir tu turgencia
Y hacerte esclavo de sus escamas.

Supedita la pulsión a la inocente ternura.
Desnuda almas y no cuerpos violetas.
Una serpiente es puta. Barnizada.
Y su pellejo enreda besos de ciego
Y devora semen de cuerpos cándidos.

miércoles, 6 de abril de 2011

De putas.


Beben Whiskeys ardientes
Circundan y retuercen en ramificados espectros
Escupen sedientos, ácidos cuentos
Discurren clandestinas enmarañando secretos

Cosen, unen, desordenan.
Las putas repentinas atacan
Más cáscaras de hielo en el huerto silvestre.
Se despellejan retorcidas relamiendo sus escamas.

Escupen putrefactos miembros ya indigestos
Y escriben estructuras pegajosas
Donde atrapar vidas, labios, cigarros…
Descuida tu calma, te amo, su sonido predilecto

Y serpentean dejando meandros
De excrementos en las esquinas dolorosas
De una corteza infectada y deshecha.
Y ríen como hienas esperando degustar
El esperma de tu alma.

¿Dónde?


Suena el metrónomo.
Marca el ritmo de la metástasis.
Esqueletos y marañas de huesos aparecen
En las pestañas albinas de mi lengua.
Y disfruto de una mosca pegada en un hilo de fresa.

El aleph se ocultaba jugando perderse
A que mi cuerpo lo circunde y fagocite
Como trozos de metal filoso y desgarrante.
Filosofía crujiente de varillas incandescentes.
Ocultas mi dolor bajo píldoras de quimioterapia.

Cómo se afronta la caricia de la muerte
Esas garras lobeznas que amortajan el futuro.
Quieres el cristal que ocupa el lado opaco del alivio.
Sorpendes y enmudeces con aspereza de queratina.
Y me quedo con el sonido frío de un metrónomo
Que cuenta las gotas de sangre que aún discurren hasta el silencio.