No es sino el verde el color de la envidia.

lunes, 24 de octubre de 2011

Paradise.


El tapón dorado brilla con el reflejo solar,
las mariposas azules revolotean en círculos
ahogándose, ahogando su sereno batir de alas.
Sus manchas negras y azules, sus alas, su belleza
dentro de un tarro.
Dentro de un tarro su libertad.

Brilla el cristal con el reflejo solar,
y no se rinden, dichosos insectos, al aire delimitado,
al continente estúpido.
El contenido sublime se apaga una a una, ala tras ala,
negro tras negro y azul tras…
Pero el tarro brilla. Oh! brilla.

Una aguja imperdonable atraviesa el cuerpo
de cada una de las criaturas aladas. Algunas se mueven aun.
Fijadas en cartulina, con una etiqueta brillante: Myscelia Cyaniris.
El tarro cristalino brilla en la mesa de madera.
La tapa dorada brilla también.
¿Hay siempre belleza en la tragedia?