No es sino el verde el color de la envidia.

domingo, 10 de abril de 2011

Solo.


La soledad es una cadera estridente.
Dorada.
Brillante y estridente. Sopla.
Y pincha, claro que pincha
Si se coloca encima de ti y reclama su parte.
Dorada y celeste.
Porque pesa, claro que pesa.
Y te acompaña más que una madre,
Hasta el día en que viajes…
Dorada, celeste y roja.
Roja cuando saca la lengua
Y observas sus pupilas dilatadas
Llenas de arterias espectrales.

La soledad juega al póker
Y conoce sus cartas antes de ser repartidas.
Tiene cejas blancas y saliva.
Con el mechero
Juega a desterrarte, y luego llega y llama a tu puerta
Hola, te conozco de antes.
Y no soporta el infierno, porque
Cuando la enamoras…
Explota hecha ovillos de lana.
Y sus caderas dejan las cicatrices
De los pinchazos infectados.

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