No es sino el verde el color de la envidia.

miércoles, 6 de abril de 2011

¿Dónde?


Suena el metrónomo.
Marca el ritmo de la metástasis.
Esqueletos y marañas de huesos aparecen
En las pestañas albinas de mi lengua.
Y disfruto de una mosca pegada en un hilo de fresa.

El aleph se ocultaba jugando perderse
A que mi cuerpo lo circunde y fagocite
Como trozos de metal filoso y desgarrante.
Filosofía crujiente de varillas incandescentes.
Ocultas mi dolor bajo píldoras de quimioterapia.

Cómo se afronta la caricia de la muerte
Esas garras lobeznas que amortajan el futuro.
Quieres el cristal que ocupa el lado opaco del alivio.
Sorpendes y enmudeces con aspereza de queratina.
Y me quedo con el sonido frío de un metrónomo
Que cuenta las gotas de sangre que aún discurren hasta el silencio.

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