No es sino el verde el color de la envidia.

sábado, 2 de abril de 2011

En mí no, más lejos


Cuentan de una tradición espiritual.
Un cuerpo ajeno a otro cuerpo. Misma identidad.
Descriptivos azules lacados en párpados.
Negro ternura puliendo sus pestañas.

Llora en el rosa de la noche que lo arropa
Desliza su mirada en sus caderas femeninas
Terror desnaturalizado a una piel robusta
Tiernos gestos sangrantes, desdicha…

Atrevidos corsés alojaron generosos
Voluptuosos senos postizos.
Y lleno de silicona, tras una apariencia filosa,
Una chica noble, sincera.

Tradición espiritual de amarse a sí mismo.
Recaer desnuda en la entrepierna masculina
De un ser andrógino, con identidad, sin forma
Y la purpurina brillaba más que su alma
Porque no es feliz siquiera
Para perderse en la delicia oscura de su forma.

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